Libro Obras Escogidas/ Pablo Neruda / Sel. Francisco Coloane
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Características principales
Título del libro | Obras Escogidas Tomo 1 |
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Serie | Poesía Chilena |
Autor | Pablo Neruda Selección Francisco Coloane |
Idioma | Español |
Editorial del libro | Editorial Andrés Bello |
Edición del libro | 1972 |
Tapa del libro | Dura |
Volumen del libro | 1 |
Con índice | Sí |
Año de publicación | 1972 |
Otras características
Cantidad de páginas: 789
Altura: 22 cm
Ancho: 14 cm
Peso: 873 g
Material de la tapa del libro: Cartone Grueso
Género del libro: Literatura Chilena,Poesía,Premio Nobel
Tipo de narración: Poesía
Edad mínima recomendada: 18 años
Edad máxima recomendada: 88 años
Cantidad de libros por set: 1
ISBN: 9789563162806
Descripción
Obras Escogidas Tomo 1.
Pablo Neruda
Selección Francisco Coloane
Editorial Andrés Bello
1972
[El escritor Chileno Francisco Coloane, escribió este proemio, a una edición de “Obras Escogidas” de Pablo Neruda publicada por la Editorial Andrés Bello, Santiago de Chile, 1972.]
Las primeras raíces del poeta Pablo Neruda me hacen recordar las de nuestros alerzales sureños, algunos de cuyos ejemplares se ha comprobado científicamente que tienen de dos mil quinientos a tres mil años y se necesitarían cinco hombres como cinco continentes tomados de las manos para abrazar uno de sus troncos.
Los más antiguos mueren de pie, y así se quedan por otras décadas más hasta que llega un alercero con su hacha y lo derriba para sacarle el alma y hacer con ella tejuela para construir su casa. Se conserva bien la madera interiormente y es fácil rajarla hasta por el hacha neolítica como las que se han encontrado en el corazón de sus raíces, y así nuestros antepasados pudieron hacer sus primeras “dalcas”, embarcación de tres tablones ajustados con la propia estopa con que se reviste bajo su corteza. Miguel de Goizueta, el primer navegante español que las vio a la altura del golfo de Los Coronados, las describe “como los batiquines de Flandes”.
En una de ellas debió cruzar el canal de Chacao hasta la isla grande de Chiloé don Alonso de Ercilla y Zúñiga para tatuar con su cuchillo en la corteza milenaria aquel verso de La Araucana “aquí llegó, donde otro no ha llegado”. Casi cuatro siglos después Pablo Neruda surcaría esas mismas aguas para ir a escribir en una oscura pieza del puerto de Ancud “El Habitante y su Esperanza”.
A fines de noviembre del año pasado estuve allí. Porque unos años antes de morir el escritor Rubén Azócar me la había mostrado diciéndome “en esa pieza vivimos con Pablo y de allí mandó los originales para Nascimento a Santiago”. Acabábamos de comernos una docenas de erizos con vino blanco en el mercado que queda al frente.
Como en los peregrinajes, repetí la ceremonia gastronómica, dejando por supuesto, la parte correspondiente a la memoria de Rubén, que me miraba desde los zargazos de la costa, donde reventaban las olas con su risa franca. En noviembre floree el michay, un espino de flores amarillas como el sol, y mis paisanos dicen que es la época en que los erizos están mejores porque sus lenguas engordan y adquieren el color de la flor del michay.